Hay una mancha más grande que yo,
una mancha crucificada en una mesa,
una mancha que se parte,
que se emblandece con el tacto solar.
Sus grumos plastifican edificios,
bendicen las traslaciones terrestres con polvo y challa.
Una mancha hundida y salpicada de cal,
que atraviesa las maderas nonatas de la mesa
y deja a su paso hediondez,
con el color de los gritos.
(Octubre de 2007)
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1 comentario:
Loco. Nunca me llamaste por la flor de los sueños...
De ahí, leo bien el poema estoy urgío por Teoría Social I...
Fome la hueá...
Un abrazo.
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