el hombre del billete
tiene un bigote que se le va a caer
se lo va a botar la radiación del té y la mantequilla
el golpe de furia de los que toman once
y que por debajodela mesa
se tocan las pantorrillas libidinosamente
al del billete se le va a caer el bigote y
lo van a poblar las ratas
más negras más ardientes
de los laboratorios
van a prender brasas en los vellos aceitosos de sus narices
ay el cáncer de los que esperan de los que esperan
el cáncer de las toallas de
los péndulos en el taller
prendan las linternas para alumbrar el latifundio
así veremos
las trampas en el sendero de la tierra de hoja
y llegaremos a buen puerto
a almorzar un buen fardo de guano
un queque de vertedero y
nos vamos a vestir con las cáscaras de plátano
nos vamos a fumar las uñas de los pies y
vamos a salir a carretear
en casas rodantes para lavarnos el pulmón menstrual
con el cariño de los tubos de escape
pútrida podredumbre en movimiento el gargajo es más sucio
cuando se mueve elípticamente como un meteorito de mierda
y da vueltas
y
vueltas
y
vueltas redondo y matemático
alrededor de todos los ojos ordenados
sentados en círculo
en asamblea
y la hediondez se hace linda porque no queda otra
eso pasa en un momento preciso
bienaventurada la que halle ese momento
porque en volada de ella será el reino de los cielorasos
de los techos artificiales
de la cúpula de los ascensores transpirados
y de nosotras las demás
va a ser el infierno número dos mil siete
purgatorio clínico y móvil en que se acostumbra a temblar
acostúmbrese usted
que la última que se sienta apaga la luz
(Junio de 2007)
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1 comentario:
Una vez le toqué una pantorrilla por debajo de la mesa con mi zapatilla roja y nadie se dio cuenta, ni siquiera él.
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