lunes, 6 de agosto de 2007

EL OTRO ÁRBOL DE LA MEMORIA

Carta hacia La Frontera


De la memoria pende una rama no muy difícil de resquebrajar,
pero tampoco muy fácil. Es una rama alta y su mugre está iluminada
con todo el brío que el sol entrega antes de rebanarse al traspié.
Hay que alcanzarla para tocarte el hombro por la espalda.
Es necesario que la madera vidriosa de las bandurrias escondidas
me roce los dedos, para rozarte los tuyos y entonces saludarte.

Nadie más que el arrebol final puede acercarme hasta ti,
nadie como él sabe que hay que mancharse de buenas noticias
para poder andar entre lianas con la tranquilidad antigua de las secuoyas.
Entre esas lianas pendo humeante y elástico,
pendo por viajar y recorrerte acuoso en un saludo inocente y sin pretensiones.

Percibo, como un dulce recién abierto, toda la luz moviéndose
cuando habla tu belleza, lejos de los altares y de las maldiciones,
y qué maravilla, qué flores decoloradas van a poder asemejarse a ti
en el momento en que los deseos alumbran el mundo, con sed y con hambre
pero nunca con frío,
qué sutileza es, en fin, capaz de sostener el peso de la Tierra en tu lugar.

Sólo te escribo. Sólo te saludo. Crezco hacia adentro para hacerlo
y aparece la insolente valentía, de la que se han valido para matar todos los hombres,
esa fuerza es la misma que renueva tus días adentro de tus ojos
y da a luz miles de insectos que recorren fútiles, el barro y se mueren.
Pero no morirán tus momentos, aunque recorran caminos ocultos,
y no podrán esconderse de los gritos y de las lenguas tempestuosas,
porque en nadie más que en ellos se nimba la piel con que te tapas todas las noches
haciendo más difícil cada vez tocar la alta rama que cuelga del recuerdo.


(Agosto de 2007)

3 comentarios:

Munhti dijo...

Uf, esa rama, ese recuerdo, ¿es el que creo? Da igual, no me lo digas.

En fin. Qué saen de memoria.

Yo no sé nada, mis padres puede atestiguar que estoy en lo cierto.

Chao, Tito.

Aaay cuidáo que los diarios no mienten, oye.

Anónimo dijo...

ojalá que cuando llegue a ese estanque, y ponga mis manos sobre el agua y vea el reflejo, se sientan los soplidos de este señor, que el tiempo no pase, que la ventana sea mi muerte, y que se abra como una vena. ah! y que salga volando, obvio.
y vos también.
(cuando se abra la puerta bajita de madera blanca)

Munhti dijo...

Interesante esa función de las Handycams de Sony... Hay que conseguirse alguna así y ahí si que queda la pura vinolencia.