martes, 11 de septiembre de 2007

AL TORTURADOR

Quédate bien quieto.
Voy a buscar el lápiz y vuelvo.
Vuelvo a enterrártelo en las manos para que no te persignes,
a rayarte en el pecho estas instantáneas confesiones,
a deshojar tu retina de debilidad.

Él no lo impedirá,
no controla nada, igual que tú ahora.
Son mis palabras las que se sientan encima de ti
pero es sólo para cumplir con lo que me trajo hasta acá.

Escucha entonces,
escucha estas palabrotas y siente
cómo se meten en tus arterias
deteniendo el curso de tu sangre.

No existe sU voluntaD.
Ahora estamos los dos solos.
Yo sobre ti, mis palabras.
Tú congelado, disciplinado por tu enemigo, el invisible.

Te voy a enseñar mi vida.
Sostengo en mi mano izquierda tu corvo de combate,
ese que tiene el relieve de un famélico hombre
asesinado hace dos mil años,
esta herramienta de tu oficio
que conoce las membranas más hondas
de los estómagos acuáticos,
vidrio hermano del riel submarino.

Sujeta tus dientes
porque con tu corvito regalón, te voy a partir la pija en dos.
Orina los algodones ensangrentados,
mira que ahora tienes dos glandes y dos prepucios
y tu vara castigadora entera
dividida en dos mitades.

Te voy a meter la negra picana grasosa
en el hueco que quedó al medio de tus dos picos.
No te voy a descargar electricidad,
la enchufé a la máquina de escribir.
De allí voy a teclear los tres mil nombres, los treinta mil.
A ver si esa cadena prolongada
desentierra los recuerdos hachados
y te reactiva el pulso perdido.
Te voy a teclear los nombres de los que
se deshicieron sin lágrimas,
áridos por los golpes en las palmas de las manos
y en las plantas de los pies.
Quienes murieron sus cuerpos y sus venas y sus uñas
y fueron incendiados en piras subterráneas junto con libros y ojos,
todo esto en un pedacito de siglo
en los rincones capitalinos habitados por ratas cómplices,
en los espacios vacíos donde los gritos no se multiplican por dos
sino por diez,
por cien, en los secretos cuarteles de la patria NN(uestra),
donde las murallas que fueron testigos de mutilaciones en serie
hoy se expían por haber coagulado tu sudor
y el de tu crucifijo enlutado.


(Diciembre de 2005)

6 comentarios:

Munhti dijo...

Si estos hijos de puta no tienen conciencia, podríamos actuar como ella, en vez de remorderlos y quemarlos por dentro, los amarramos y los quemamos por fuera.

Con vino triste, hermano. Pero vinolencia.

PD: Hueón cuando te vea (o lea o lo que sea) tengo que contarte algo referente a la Sylvus.

Anónimo dijo...

Muy atingente el escrito.

Deja un gusto a resentimiento muy plausible. Es muy digno que personas concientes fuera de cualquier secta política sepan expresar un sentimiento latente en la conciencia de muchas personas que fueron aniquiladas, unas por fuera, y otras por dentro en el recuerdo, que a veces es peor.

Me quedan variadas impresiones, así es que preferiría vaciar mis dudas cuando hablemos.
Ojalá estés bien, y échale un ojo a tu blog de prosa, que está muy botado.

Camilo Espinoza dijo...

La palabra pija jamás había sonado tan fea,
"Te voy a meter la negra picana grasosa
en el hueco que quedó al medio de tus dos picos".
Tito, no deje que se lo coma su ego.

Camilo Espinoza dijo...

otra cosa.
Qué coño es atingente ¬¬?

Sepu F-R.I-C dijo...

me acorde de los lanzallamas (a proposito que lo leo ahora)


se necesita una dictadura capitalisa mas dura que el pico en plena accion para generar en estos desgraciados una pizca de rebelión.

nos vemos mañana tito

Munhti dijo...

Hueón, me aparezco en los carretes que quiera y qué pasa?

Devuélveme el chaleco mejor, chuchatumare!