Entremedio de las calles
ningún retorno es eterno
y desde ningún tiempo se puede regresar.
Entremedio de estas calles,
las mismas que, en suma son todas las calles,
no se pierde polvo alguno
porque en la desdicha cuadrada,
las hormigas y los niñitos
lamen el azúcar de todo el cemento,
incinerando acuosas sus mieles.
Entremedio de la gente,
de la misma que mastica sonriendo y fuma el tabaco,
ahí entremedio los llantos y las carcajadas, lejos
de los panes y de los peces,
se estrellan urbanizados,
implacables
encima de la gran espalda transpirada,
erguidos, sublimados, resignados,
se posan sobre el frío recto poder.
Como una ciudad, ella no tiene un rostro,
no tiene dos ojos, no una boca,
menos un tiempo agendado.
Se perdió en sus pasos y en sus tormentas,
se mezcló con los dulces parásitos de su estómago.
Hiedra madre, sin deriva y siempre abierta.
(Enero de 2007)
jueves, 26 de abril de 2007
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1 comentario:
Wena Tito; como te va.
A mi bien, gracias por preguntar.
JIJIJIJJIJIJIJIJI.
Bonito el poemirijillo ese, Santa María.
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